Etiqueta: Consciencia

Despertar

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Bahaudin el-Shah, gran maestro de los derviches, encontró un día a un compañero en la gran plaza del pueblo.

El recién llegado era un derviche errante. Bahaudin estaba rodeado por sus discípulos.

-“¿De dónde vienes?”, le preguntó al viajero, con la expresión sufí habitual.

-“No tengo ni idea”, dijo el otro, riendo estúpidamente.

Algunos de los discípulos de Bahaudin murmuraron su desaprobación por esta falta de respeto.

-“¿Adónde vas?”, prosiguió Bahaudin.

-“No sé”, gritó el derviche.

-“¿Qué es el Bien?”

Para entonces ya se había reunido una gran multitud.

-“No lo sé.”

-“¿Qué es el mal?”

-“No tengo ni idea.”

-“¿Qué es lo Correcto?”

-“Todo lo que es bueno para mí.”

-“¿Qué es lo Equivocado?”

-“Todo lo que es malo para mí.”

Las gentes, agotada su paciencia e irritada por este derviche, lo apartaron. Éste se fue caminando decididamente a grandes pasos en una dirección que no llevaba a ninguna parte, muy lejos.

-“¡Idiotas!”, dijo Bahaudin, “este hombre estaba representando el papel de la humanidad. Mientras vosotros le despreciabais, él estaba mostrando deliberadamente la falta de atención que todos vosotros mostráis, de forma inconsciente, todos los días de vuestras vidas”.

Idries Shah

Pienso, luego no soy vaca

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Esta historia también nos habla de un buscador, de un hombre que había vagado por muchos reinos, tratando de encontrar diferentes realidades.

Un día, llegó a un santuario tibetano en el que vivía un ermitaño. El lugar, aislado de todo contacto humano, era perfecto para la meditación, y el buscador, fascinado con todo aquello, pidió permiso al ermitaño para quedarse allí unos días.

-Puedes hacer lo que quieras. Si lo deseas, quédate dijo el ermitaño con cara de pocos amigos.

Unos días después, el buscador se sentó junto al ermitaño. Ya había meditado unos días, pero el buscador todavía tenia preguntas que buscaban respuesta.

-A menudo me pregunto cómo soy yo. Es una pregunta que no puedo dejar de hacerme, día y noche -le dijo el buscador al ermitaño.

-Yo diría que eres como una vaca -le respondió el ermitaño.

El buscador quedo estupefacto. Esperaba cualquier respuesta, pero nunca una tan sorprendente ni tan poco profunda

-No te asombres -dijo el ermitaño, atento a su reacción. Seguramente has nacido de un útero y te has alimentado con leche materna.

-Si, lo hago.

-También lo hacen las vacas. También comes, duermes y defecas. Tal como una vaca. O sea, ya lo ves, es evidente que eres como una vaca.

El buscador, reponiéndose, replicó:

-No creo que yo sea igual que una vaca.

-He ahí la diferencia: la duda -dijo entonces el ermitaño. Dudar es lo único que tú haces y la vaca no. Si tu duda es inteligente y te ayuda a investigar la última realidad y hacerte uno con ella, entonces dejarás de ser como una vaca. De otro modo, amigo mío, tú y la vaca sois iguales…, aunque las vacas suelen ser más pacíficas que los seres humanos.

Actitudes

Dice una antigua leyenda que, cuando Dios estaba creando el mundo, se le acercaron cuatro ángeles, y uno de ellos le preguntó:

-“¿Qué estás haciendo?”. Era un científico.

El segundo le preguntó:

-“¿Por qué lo haces?”. Era un filósofo.

El tercero:

-“¿Puedo ayudarte?”. Era un altruista.

Y el cuarto:

-“¿Cuánto vale todo esto?”. Era un agente inmobiliario.

Un quinto ángel se dedicaba a observar y a aplaudir con entusiasmo. Era un místico.

De Mello, A. “La oración de la rana. 2”

Recomendación de la semana

«Aunque la validez de su aplicación puede variar con la capacidad perceptiva del observador, la técnica del uso de la kinesiología para verificar la verdad misma, calibra al nivel de 600. Esto significa que el método descrito tiene un alto grado de confiabilidad que va más allá de la dualidad o del dominio de la conciencia ordinaria tal como la conocemos en la vida diaria. El nivel de verdad
de este libro en su totalidad es de aproximadamente 810. Para mantener ese nivel a todo lo largo, la verdad de cada capítulo, página y frase ha sido examinada por el uso del método descrito y todas las declaraciones y conclusiones han sido verificadas de igual manera.
La confusión que circunda la naturaleza de la verdad puede ser mitigada si calibramos el nivel de verdad de nuestras preguntas así como de nuestras respuestas. Surgen paradojas y ambigüedades de los niveles de conciencia confusos, una respuesta es solamente verdadera en su propio nivel de conciencia.
De esa manera, podemos encontrar que una respuesta es “correcta” pero simultáneamente “inválida”, como una nota musical que es tocada correctamente pero en un lugar equivocada de la partitura. Todas las observaciones son un reflejo de los niveles específicos de conciencia y son válidos solamente
en su propio nivel. Por lo tanto, cada método de enfocar un sujeto tiene sus propias limitaciones inherentes.
Una declaración puede ser verdadera en un alto nivel de comprensión, pero puede ser incomprensible para la mente promedio. Su valor puede, por consiguiente, adulterarse cuando la declaración es distorsionada por las limitaciones del oyente. Este ha sido el destino de las religiones a través del tiempo, cuando pronunciamientos originados por altos niveles de conciencia fueron
malinterpretados más tarde por seguidores investidos con autoridad». (cap. 6)

Recomendación de la semana

«La vida hasta el nivel de conciencia 200, es duramente rivalizada y autointeresada en sí misma. Mira a los demás como enemigos potenciales. En otras palabras es posesivo, competitivo, hostil, agresivo y salvaje. Desde los niveles de conciencia superiores a 200, la naturaleza de la vida se vuelve más armoniosa. Aparecen los cuidados maternos junto con la preocupación por los demás, la lealtad al grupo; es el inicio de la socialización, la familia, la unión de pareja, etc.«

Sueño

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El discípulo se reunió con su mentor espiritual para indagar algunos aspectos de la Liberación y de aquellos que la alcanzan. Departieron durante horas. Por último, el discípulo le preguntó al maestro:

–¿Cómo es posible que un ser humano liberado pueda permanecer tan sereno a pesar de las terribles tragedias que padece la humanidad?

El mentor tomó entre las suyas las manos del perplejo discípulo, y le explicó:

–Imagina que estás durmiendo. Sueñas que vas en un barco con otros muchos pasajeros. De repente, el barco encalla y comienza a hundirse. Angustiado, te despiertas. Y la pregunta que yo te hago es: ¿Acaso te duermes rápidamente de nuevo para avisar a los personajes de tu sueño?

Cuento Hindú

«Es mío»

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Los apegos

  • El origen del dolor no es el sistema de creencias en sí, sino el apego a él y la sobrevaloración de su valor imaginario.
  • El ego se perpetúa a sí mismo por su compleja red de valores, sistemas de creencias y programas.
  • El apego es el proceso por el que sucede el sufrimiento de la pérdida; de algo interno o externo, de un objeto, una relación, una cualidad social, o aspectos de la vida física.
  • La voluntad es la única que tiene el poder de deshacer el mecanismo del apego, por el proceso de entrega. Esto puede ser experimentado subjetivamente como sacrificio, aunque en realidad es una liberación.
  • El dolor emocional de la pérdida surge del propio apego y no de lo «que» se ha perdido.
  • Es difícil, al principio, entregar los apegos y los sistemas de creencias que han sido reforzados socialmente -riqueza, éxito, fama, belleza, etc.-. Todos estos representan el mismo concepto: «felicidad»-«tener».
  • Por la investigación sabemos que en el nivel de consciencia 540, los niveles de felicidad son cercanos al 100%.

La ilusión de la posesión: «tener» y «mío»

  • La idea de «mío» o «mí» acusa un estilo dualista del pensamiento-ego, por el que un «Yo» separado es depositado mágicamente a un «ello» o un «tú». P.e. Un reloj es un objeto, pero si digo «mío» lo revisto de una cuallidad única. El apego, el control, el miedo a la pérdida y el sentimiento ahora se presentan. El escenario está preparado para la tragedia cuando la persona piensa «he perdido mi reloj», en vez de «he perdido un reloj».
  • La carga emocional puede aflojarse al darse cuenta de que en realidad todo pertenece sólo a Dios y que los humanos sólo administramos. La propiedad es transitoria. Lo valorable está en la percepción.
  • Acompañando a la posesión hay otros apegos del ego, como el orgullo, la seguridad y el placer sensorial.
  • El sentimiento de felicidad es iniciado por la satisfacción de un deseo interior que libera neurotransmisores en el cerebro, como la serotonina y las endorfinas.
  • Todos los estudios psicológicos y sociológicos de la felicidad confirman que las personas espirituales o religiosas son generalmente más felices en todo momento, no importan las circunstancias. (Wellas, 2005)

Dr. David R. Hawkins

Trascender los niveles de conciencia. La escalera a la iluminación

Combustible espiritual

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Nos invitaron para tener un encuentro con las monjas Misioneras de la Caridad, en el convento de la Madre Teresa en Roma. Estábamos allí, en el Vaticano, en 2016, para la canonización de la Madre Teresa. Dimos un paseo por “El hogar de los pobres”, donde vivían su voto de dar “servicio de todo corazón a los más pobres de los pobres”. Día tras día, las monjas viven entre los enfermos y moribundos, los rechazados que a nadie más importan. El lugar estaba lleno de amor. Preguntamos a las hermanas:

¿Cómo hacéis esto cada día? ¿De dónde sacáis la energía?

Nos dijeron que cada día tenían cuatro horas de oración, incluyendo una meditación sobre la Palabra de Dios, la Santa Misa donde recibían la Eucaristía, y la Hora Santa donde adoraban a Jesús en el Sacramento Bendito. Sus vidas estaban entrelazadas con la Presencia de Cristo en la Eucaristía, y este era el combustible para su trabajo. Decían:

—Sin las horas diarias de oración y la Eucaristía, solo nos daríamos a nosotras mismas a los pobres, no les daríamos a Dios.

Fran Grace

Recomendación de la semana

  • ¿Estoy adorando ídolos falsos o me estoy relacionando con el Dios de Jesús?
  • Mis heridas provocan miedos y compulsiones, y éstas, a su vez, producen falsas imágenes de Dios. P.e. Un dios fetiche perfeccionista te premia si eres perfecta. Otro fetiche de Dios es verlo como varón.
  • Los fetiches alimentan la culpa malsana, síntoma de la herida, e incapacita para experimentar la misericordia de Dios. P.e. el remordimiento -te comes a ti mismo-. La culpa sana lleva al arrepentimiento, al crecimiento, al aprendizaje.